martes, 4 de diciembre de 2012

181 Aniversario del fusilamiento del General Torrijos

José María de Torrijos y Uriarte
El próximo 11 de diciembre, se conmemora el 181 aniversario del fusilamiento del General José María de Torrijos y Uriarte junto a 48 "mártires" por la libertad, en la playa del barrio malagueño de El Bulto. 

El General Torrijos es considerado como uno de los máximos exponentes del héroe romántico en España, la figura y el nombre de José María Torrijos superó casi desde el mismo instante de su fusilamiento en 1831 el marco de la historia para situarse en el imaginario popular como un personaje épico. Algo a lo que no fueron ajenas ni su personalidad ni las circunstancias que rodearon su propia muerte. 


En este aniversario acercamos para su conocimiento y divulgación esta pequeña biografía de este personaje que aunque no siendo malagueño de nacimiento, tiene tanto arraigo en nuestra ciudad.


Participa valerosamente en la Guerra de la Independencia por lo que recibió la medalla del sufrimiento por la patria y el nombramiento de caballero de la orden militar de San Fernando. Es hecho prisionero y trasladado a Francia de cuya reclusión escapa. Al finalizar la contienda alcanza el grado de general de brigada.

Rafael del Riego

Tras la restauración absolutista Fernando VII, se niega a participar en las expediciones que tenían por objeto la represión de los movimientos de liberación de las colonias. Se suma a diversos planes liberales para acabar por fin con el poder absoluto del rey que había derogado la Constitución de 1812. Por lo que es encarcelado hasta su puesta en libertad en 1820 tras la revolución liberal.
Miembro en 1820 de la sociedad llamada de los Amantes del Orden Constitucional, ello le llevó desde el primer momento a unirse a la protesta de los «exaltados» contra las restricciones de que fueron objeto las libertades de expresión y de reunión, cuando la deriva del liberalismo doceañista hacia posiciones pactistas con las fuerzas del antiguo régimen le hizo participar en la creación de la sociedad secreta de La Comunería (Confederación de Caballeros Comuneros Españoles): una sociedad que tenía como objetivo conseguir con todos los medios que tuviesen a su alcance la libertad del género humano y proteger y sostener los derechos del pueblo español frente a los abusos del poder arbitrario, evitando que la revolución liberal retrocediese, así como socorrer a los menesterosos. En esta coincidió como miembro fundador con juristas como Juan Romero Alpuente y Álvaro Flórez Estrada, también economista; periodistas como Félix Mejía; militares como Rafael del Riego o el bibliógrafo y erudito Bartolomé José Gallardo. 
Fue nombrado ministro de la Guerra en 1823, pero a solicitud del absolutista rey de España, Fernando VII, Francia intervino militarmente el 7 de abril de 1823 para apoyarlo frente a los liberales y restablecer el absolutismo, en virtud de los acuerdos de la Santa Alianza. El ejército francés, denominado con el nombre de los Cien Mil Hijos de San Luis, fue encabezado por el Duque de Angulema.
Reinstaurado el absolutismo se exilia a Francia en primer lugar, trasladándose a Inglaterra donde permanecerá alejado de la actividad política hasta el año 1827, en el que se pone al frente de los liberales exiliados en este país.
Torrijos llegó clandestinamente a Gibraltar el 9 de septiembre de 1830, acompañado por un grupo de amigos íntimos. Allí se vieron fuertemente presionados por los agentes fernandinos que conscientes del peligro que representaban, intentaron influir sobre las autoridades británicas del Peñón con el fin de que se procediera a su expulsión. Desde aquí se trasladan a las costas malagueñas con el fín de un levantamiento liberal pero a la llegada el 2 de diciembre de 1831 se ven sorprendidos por el barco Neptuno, ante lo que no les queda otra opción que desembarcar y huir por las sierras de Málaga, hasta el día 4 de diciembre, fecha en la que son hechos prisioneros y trasladados a la prisión en la capital.
"Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros" , 1888,  Antonio Gisbert

El día 11 de diciembre, sin juicio previo, son fusilados en la playa del barrio de El Bulto.
Salvo Torrijos, López Pinto y Boyd, cuyos cuerpos fueron enterrados por la hermana de Torrijos, por mandato de su albacea y por el cónsul inglés en Málaga, los restantes cuarenta y seis fueron depositados en una fosa común, donde permanecieron hasta diciembre de 1842. Año en el que los restos fueron traslados, junto con los de los primeros, al monumento funerario levantado en la plaza de Riego (hoy plaza de la Merced) para inmortalizar el sacrificio de aquellos «mártires de la libertad», cuya memoria quedó viva entre los malagueños.
 

Entre los escritores que lo recuerdan merece destacar a José de Espronceda y a Federico García Lorca. 

A LA MUERTE DE TORRIJOS Y SUS COMPAÑEROS
José de Espronceda 

Helos allí: junto a la mar bravía
cadáveres están, ¡ay!, los que fueron
honra del libre, y con su muerte dieron
almas al cielo, a España nombradía.

Ansia de patria y libertad henchía
sus nobles pechos que jamás temieron,
y las costas de Málaga los vieron
cual sol de gloria en desdichado día.

Españoles, llorad; mas vuestro llanto
lágrimas de dolor y sangre sean,
sangre que ahogue a siervos y opresores,

Y los viles tiranos, con espanto,
siempre delante amenazando vean
alzarse sus espectros vengadores.

TORRIJOS, EL GENERAL
Federico Gacía Lorca 

Torrijos, el general
noble, de la frente limpia,
donde se estaban mirando
las gentes de Andalucía.
Caballero entre los duques,
corazón de plata fina,
ha sido muerto en las playas
de Málaga la bravía.
Le atrajeron con engaños
que él creyó, por su desdicha,
y se acercó, satisfecho
con sus buques, a la orilla.
¡Malhaya el corazón noble
  que de los malos se fía!,
   que al poner el pie en la arena
   le prendieron los realistas.
El vizconde de La Barthe,
que mandaba las milicias,
debió cortarse la mano,
 antes de tal villanía,
  como es quitar a Torrijos
  bella espada que ceñía,
    con el puño de cristal,
     adornado con dos cintas.
Muy de noche lo mataron
con toda su compañía.
Caballero entre los duques,
corazón de plata fina.
Grandes nubes se levantan
sobre la sierra de Mijas.
El viento mueve la mar
y los barcos se retiran
con los remos presurosos
y las velas extendidas.
Entre el ruido de las olas
sonó la fusilería,
 y muerto quedó en la arena,
 sangrando por tres heridas,
el valiente caballero
con toda su compañía.
La muerte, con ser la muerte,
no deshojó su sonrisa.
Sobre los barcos lloraba
toda la marinería,
y las más bellas mujeres,
enlutadas y afligidas,
lo iban llorando también
por el limonar arriba.



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