viernes, 1 de noviembre de 2013

La exaltación patria

José María Lafora Ballesteros











Como muy habitualmente hago, hoy me he levantado escuchando música. De entre los compositores a los que últimamente presto más atención figura el británico Edward Elgar. Como bien es sabido, movido por su pretendido amor patrio, compuso unas marchas bajo el título de “Pompa y Circunstancia” que da cobijo a lo que, desde los primeros momentos, se ha convertido en el emblema del patriotismo británico. Me refiero a la famosa composición “Land of Hope and Glory”. Escuchando esta bella marcha me han venido a la cabeza muchos interrogantes. Parto de mi inalterable convicción de que los sentimientos patrios son falsos porque falsos son los pilares que los sustentan. Lejos de profundizar en elementos aglutinantes, entre otras razones porque se me antoja imposible hacer converger los intereses de los desheredados con los de los amos, el patriotismo se suele apoyar en conceptos etéreos y subliminales que, en desafortunada armonía, conforman un compendio de valores a imitar pero que, al margen de mayor análisis, consolidan tan solo privilegios de clase conseguidos por el secular y devastador efecto de la biblia, la espada y el cañón. Dios, patria, rey, libertad, esperanza y orgullo son palabras sin las que puede construirse un discurso patriótico cuando, en realidad, se trata de conceptos antagónicos. ¿Qué sentido puede tener tratar de vincular Dios y rey con libertad y orgullo si no es el de convertir la libertad en vasallaje por la gracia de Dios?.
Entre los muchos interrogantes que me he formulado me ha inquietado el himno. España, el régimen monárquico español, tiene himno constitucional pero no letra. Afortunadamente, añadiría yo, porque si hemos de recurrir a letras preexistentes, como la de Pemán, el himno resultaría no solo expresión de la “burla hispana” sino hasta cutre. Los británicos, los ingleses concretando más, disponen de dos, el “God save the Queen” y el referido “Land of Hope and Glory”, éste último retitulado por muchos como “The proud to be british”. Ambos tienen letra y, la tienen, en la misma dimensión que ya he apuntado. Son letras que tratan de situar los intereses nacionales en un espacio reservado a los dioses prescindiendo de que los intereses son múltiples y contrapuestos y muchos de ellos están condenados no a la gloria sino al eterno permanecer en las cloacas de la Sociedad. Sin embargo observando estas manifestaciones patrias británicas y comparándolas con las “made in Spain” se desvela un salto cualitativo evidente que descansa en el entusiasmo. Recurriendo por un momento a los que presumiblemente podrían ser los himnos nacionales más sentidos en nuestro solar patrio, “els Segadors”, “Eusko gudariak”, “Fogar de Breogan”, etc. todos ellos, con ser exponentes máximos de unas identidades nacionales que se quieren diferenciar del fenómeno español, carecen, por igual, de entusiasmo en sus manifestaciones. ¿Qué podemos esperar entonces de nuestra letra “Lolo, lolo, lololololololooooololooooooo, lolo,,lolo, loló…..?. ¿Qué nos dice el entusiamo desplegado por británicos?. No, por supuesto, que su patria sea más real que las nuestras, no que sus desfavorecidos lo sean menos que los nuestros, no que sus reyes, dirigentes y banqueros sean menos corruptos que los de nuestra España cañí, no que su historia albergue menos vergüenzas que la hispana, no que su anglicana majestad merezca respeto de sus súbditos en mayor medida que su católica majestad y no que los ciudadanos británicos sean más ciudadanos. Pero lo que sí atisbo es entusiamo: entusiamo solo comparable al aquí desplegado en la boda de algún personajillo de la farándula. Entusiasmo banal y torticero, pero entusiasmo. ¿A qué es debido?. ¿A qué conduce?. Las soluciones, como siempre, que cada cual las busque. Yo, por mi parte, solo añoro que la República que pretendemos conjugue en su hacer, en su texto constitucional y en su himno, los intereses de la ciudadanía para que, de una vez por todas, República, Constitución e himno sean para TODOS y que, por primera vez en muchos años, experimentemos el tremendo orgullo de ser ciudadanos cohesionados por la libertad, la igualdad y la fraternidad.



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